La lluvia caía torrencialmente en el techo de madera de aquella casa vieja que habia visto dormir a tantas personas de su familia. Lo que no entendía era por qué todo el mundo tenía miedo de su habitación, era amplia, cerca del patio trasero, por lo que el aire fresco siempre circulaba por cada rincón. El ventanal del lado derecho permitía una excelente vista hacia la calle y cualquier persona curiosa hubiese deseado poder mirar por el rabillo de aquella ventana para conocer todo acerca del vecindario.
Pero, en fin, no valía la pena que todos le temieran, al contrario, era un punto a favor, porque gracias a este temor nadie se acercaba a molestar. Pero hoy, tenía ganas de salir, el sonido de lla lluvia ya resultaba monótono y tal vez el gato de la abuela quisiera jugar un poco.
Se levantó de su cama yu sintió un poco de entumecimiento. No podía creer tanta modorra acomulada en un cuerpo. Caminó como pudo hacia la puerta y cúal fue su sorpresa al encontrar, en el lugara donde solía estar su patio trasero, un pastizal gigante, lleno de tumbas repartidas por doquier, y ella, parada encima de una, con su pijama de siempre y deseando fuertemente, no haber salido nunca de su habitación.
Pero, en fin, no valía la pena que todos le temieran, al contrario, era un punto a favor, porque gracias a este temor nadie se acercaba a molestar. Pero hoy, tenía ganas de salir, el sonido de lla lluvia ya resultaba monótono y tal vez el gato de la abuela quisiera jugar un poco.
Se levantó de su cama yu sintió un poco de entumecimiento. No podía creer tanta modorra acomulada en un cuerpo. Caminó como pudo hacia la puerta y cúal fue su sorpresa al encontrar, en el lugara donde solía estar su patio trasero, un pastizal gigante, lleno de tumbas repartidas por doquier, y ella, parada encima de una, con su pijama de siempre y deseando fuertemente, no haber salido nunca de su habitación.
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